Definición y tipos de inversión extranjera directa

La IED se puede clasificar en dos grandes categorías: inorgánica y orgánica. La IED inorgánica implica la adquisición de una empresa en el país de destino, mientras que la IED orgánica se refiere a la expansión de las operaciones de una empresa existente en ese país (Financial Times, sin fecha). La IED es distinta de la inversión de cartera extranjera, que es una inversión pasiva en valores como acciones y bonos públicos sin control directo sobre los activos invertidos (Wikipedia, sin fecha). La IED suele implicar la participación en la gestión, las empresas conjuntas, la transferencia de tecnología y el intercambio de conocimientos, y se caracteriza por una participación de gestión duradera de al menos el 10% de las acciones con derecho a voto en la empresa (Fondo Monetario Internacional, 2009).

Desarrollo histórico de las teorías de la IED

El desarrollo histórico de las teorías de la Inversión Extranjera Directa (IED) se remonta a principios del siglo XX, con los trabajos de Eli Heckscher (20) y Bertil Ohlin (1919) que proporcionan una base para comprender las inversiones internacionales. Estos académicos emplearon la economía neoclásica y la teoría macroeconómica para explicar las diferencias en los costos de producción entre países, lo que condujo a la especialización y el comercio. Sin embargo, sus teorías estaban limitadas por supuestos de competencia perfecta y ausencia de movimiento laboral a través de las fronteras.

Un avance significativo en las teorías de la IED se produjo con el trabajo de Stephen Hymer en 1960, que se centró en las motivaciones detrás de las grandes inversiones extranjeras realizadas por las corporaciones. La teoría de Hymer fue más allá de los marcos existentes al enfatizar la diferencia entre la inversión de cartera y la inversión directa, esta última implicando el control de los activos invertidos. Este enfoque específico de la empresa para la inversión internacional proporcionó una comprensión más completa de la IED y sus motivaciones.

Desde entonces, las teorías de la IED han seguido evolucionando, incorporando varios factores como la transferencia de tecnología, la sostenibilidad ambiental y el papel de las empresas multinacionales. Estos desarrollos han llevado a una comprensión más matizada de la IED, sus beneficios y desafíos, y sus implicaciones tanto para las economías desarrolladas como en desarrollo (Dunning, 1988; UNCTAD, 2020).

Factores que influyen en las decisiones de IED

Varios factores influyen en las decisiones de Inversión Extranjera Directa (IED), incluidos los aspectos económicos, políticos e institucionales. Los factores económicos abarcan el tamaño del mercado, las perspectivas de crecimiento y los costos laborales, que determinan la rentabilidad potencial de una inversión. Por ejemplo, los mercados más grandes con tasas de crecimiento más altas y costos laborales más bajos son más atractivos para la IED (Dunning, 1993). Los factores políticos, como la estabilidad política, las políticas gubernamentales y las regulaciones, también juegan un papel crucial en las decisiones de IED. Los entornos políticos estables con políticas y regulaciones favorables tienden a atraer más IED (Jensen, 2003). Los factores institucionales, incluida la calidad de la gobernanza, el marco legal y la protección de los derechos de propiedad, son esenciales para los inversores, ya que reducen los costos de transacción y los riesgos asociados con las inversiones (North, 1990). Además, la proximidad cultural y geográfica, así como el desarrollo tecnológico y de infraestructura, pueden influir en las decisiones de IED (Grg & Greenaway, 2004). En resumen, una combinación de factores económicos, políticos e institucionales, junto con aspectos culturales, geográficos y tecnológicos, configuran el atractivo de un país para la IED.

Referencias

  • Dunning, JH (1993). Las empresas multinacionales y la economía global. Addison-Wesley.
  • Jensen, Nuevo México (2003). Gobernabilidad Democrática y Empresas Multinacionales: Regímenes Políticos y Entradas de Inversión Extranjera Directa. Organización Internacional, 57(3), 587-616.
  • Norte, DC (1990). Instituciones, Cambio Institucional y Desempeño Económico. Prensa de la Universidad de Cambridge.
  • Grg, H. y Greenaway, D. (2004). ¿Mucho ruido y pocas nueces? ¿Se benefician realmente las empresas nacionales de la inversión extranjera directa? The World Bank Research Observer, 19(2), 171-197.

IED y crecimiento económico: beneficios y desafíos

La Inversión Extranjera Directa (IED) juega un papel crucial en el estímulo del crecimiento económico, particularmente en las economías en desarrollo y emergentes. Uno de los principales beneficios de la IED es la entrada de capital, que puede utilizarse para desarrollar infraestructura, crear oportunidades de empleo y mejorar la productividad. Además, la IED facilita la transferencia de tecnología y experiencia, lo que conduce a una mayor competitividad e innovación en el país receptor (UNCTAD, 2018). Además, la IED puede contribuir a la diversificación de la economía, reduciendo la dependencia de un solo sector o industria (Banco Mundial, 2020).

Sin embargo, la IED también presenta varios desafíos. En algunos casos, la IED puede dar lugar a una dependencia excesiva del capital extranjero, lo que hace que la economía receptora sea vulnerable a perturbaciones externas y fluctuaciones en los mercados mundiales (FMI, 2017). Además, es posible que los beneficios de la IED no se distribuyan de manera uniforme, lo que podría exacerbar la desigualdad de ingresos y las tensiones sociales (OCDE, 2019). Además, la IED puede resultar en la degradación ambiental si las corporaciones multinacionales priorizan las ganancias a corto plazo sobre la sostenibilidad a largo plazo (UNCTAD, 2018). Por lo tanto, si bien la IED puede contribuir significativamente al crecimiento económico, es esencial que los responsables de la formulación de políticas consideren cuidadosamente los posibles beneficios y desafíos para garantizar un desarrollo sostenible e inclusivo.

Referencias

  • UNCTAD. (2018). Informe sobre las inversiones en el mundo 2018: Inversiones y nuevas políticas industriales. Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarollo.
  • Banco Mundial. (2020). Perspectivas económicas mundiales, junio de 2020. Grupo del Banco Mundial.
    FMI. (2017). Perspectivas de la economía mundial, abril de 2017: ¿Ganando impulso? Fondo Monetario Internacional.
  • OCDE. (2019). Indicadores de calidad de la IED: Medición de los impactos de desarrollo sostenible de las multinacionales. Organización para la cooperación económica y el desarrollo.

Papel de las empresas multinacionales en la IED

Las corporaciones multinacionales (MNC) juegan un papel crucial en la Inversión Extranjera Directa (IED), ya que son los principales agentes que impulsan el flujo de capital, tecnología y experiencia a través de las fronteras. Las empresas multinacionales participan en la IED mediante el establecimiento de filiales, empresas conjuntas o asociaciones estratégicas en países extranjeros, contribuyendo así al crecimiento y desarrollo económico del país receptor. A través de la IED, las empresas multinacionales pueden acceder a nuevos mercados, explotar ventajas comparativas y diversificar sus operaciones, mientras que los países anfitriones se benefician del aumento de las entradas de capital, la creación de empleo y la transferencia de tecnología. Además, las empresas multinacionales a menudo aportan prácticas de gestión avanzadas y capacidades de innovación, lo que fomenta la competitividad y la productividad en la economía anfitriona. Sin embargo, la presencia de multinacionales también puede plantear desafíos, como desplazar a las empresas locales, exacerbar la desigualdad de ingresos y provocar la degradación ambiental. Por lo tanto, lograr un equilibrio entre los beneficios y los desafíos de la IED requiere políticas y regulaciones efectivas tanto a nivel nacional como internacional (Dunning, 1993; UNCTAD, 2020).

Políticas y regulaciones de IED: perspectivas nacionales e internacionales

Las perspectivas nacionales e internacionales sobre las políticas y regulaciones relacionadas con la Inversión Extranjera Directa (IED) varían significativamente, lo que refleja los diversos contextos económicos y políticos en los que se formulan. A nivel nacional, los países adoptan políticas de IED para atraer inversiones, promover el crecimiento económico y mejorar las capacidades tecnológicas. Estas políticas pueden incluir incentivos fiscales, procesos regulatorios simplificados y el establecimiento de zonas económicas especiales. Sin embargo, algunos países también pueden imponer restricciones a la IED para proteger las industrias nacionales, mantener la seguridad nacional o preservar el patrimonio cultural.

A nivel internacional, las políticas y regulaciones de IED están determinadas por acuerdos multilaterales, como los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), los tratados bilaterales de inversión (BIT) y los acuerdos comerciales regionales (RTA). Estos acuerdos tienen como objetivo promover un entorno de inversión estable y transparente mediante el establecimiento de reglas sobre el tratamiento de los inversores extranjeros, mecanismos de resolución de disputas y disposiciones sobre protección de inversiones. Sin embargo, la efectividad de estos marcos internacionales para promover la IED sigue siendo un tema de debate, ya que deben equilibrar los intereses de los países receptores y de origen al mismo tiempo que abordan las preocupaciones relacionadas con la sostenibilidad ambiental, los derechos laborales y la responsabilidad social corporativa (UNCTAD, 2018; OCDE). , 2015).

IED en economías en desarrollo y emergentes

La Inversión Extranjera Directa (IED) juega un papel crucial en el crecimiento económico de las economías en desarrollo y emergentes. Sirve como una fuente importante de entradas de capital, que puede utilizarse para financiar proyectos de infraestructura, mejorar la productividad y estimular la innovación. La IED también contribuye a la creación de oportunidades de empleo, reduciendo así la pobreza y mejorando el nivel de vida en estas economías (UNCTAD, 2018). Además, la IED facilita la transferencia de tecnología, experiencia gerencial y mejores prácticas de los países desarrollados a las economías en desarrollo y emergentes, fomentando su desarrollo industrial y competitividad global (OCDE, 2002). Además, la IED puede conducir a una mayor integración comercial, ya que las corporaciones multinacionales a menudo establecen cadenas de suministro globales que involucran a los países anfitriones (Banco Mundial, 2020). Sin embargo, es esencial que estas economías implementen políticas y marcos regulatorios sólidos para maximizar los beneficios de la IED y minimizar los posibles impactos negativos, como la degradación ambiental y la desigualdad social (FMI, 2019).

Referencias

  • UNCTAD. (2018). Informe sobre las inversiones en el mundo 2018: Inversiones y nuevas políticas industriales. Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarollo.
  • OCDE. (2002). Inversión Extranjera Directa para el Desarrollo: Maximizando Beneficios, Minimizando Costos. Organización para la cooperación económica y el desarrollo.
  • Banco Mundial. (2020). Informe de competitividad de las inversiones globales 2019/2020: Recuperación de la confianza de los inversores en tiempos de incertidumbre. Grupo del Banco Mundial.
  • FMI. (2019). Perspectivas de la economía mundial, octubre de 2019: Desaceleración de la fabricación mundial, aumento de las barreras comerciales. Fondo Monetario Internacional.

IED en economías desarrolladas

La Inversión Extranjera Directa (IED) juega un papel importante en el crecimiento económico y el desarrollo de las economías desarrolladas. En estos países, la IED contribuye a la expansión de las industrias nacionales, la mejora de las capacidades tecnológicas y la creación de oportunidades de empleo. También fomenta la competencia y la innovación, lo que conduce a una mayor productividad y eficiencia en la economía receptora (Dunning, 2001). Además, la IED facilita la transferencia de conocimientos, experiencia gerencial y tecnologías avanzadas de las corporaciones multinacionales a las empresas locales, lo que promueve los efectos indirectos tecnológicos y aumenta la competitividad general del país receptor (Borensztein et al., 1998). Además, la IED puede ayudar a las economías desarrolladas a diversificar su base económica y reducir su dependencia de sectores específicos, mejorando así su resiliencia ante las perturbaciones externas (UNCTAD, 2018). Sin embargo, es fundamental que los encargados de formular políticas en las economías desarrolladas implementen marcos regulatorios apropiados y estrategias de promoción de inversiones para maximizar los beneficios potenciales de la IED y minimizar los posibles efectos adversos, como desplazar la inversión interna o exacerbar la desigualdad de ingresos (OCDE, 2008).

Referencias

  • Borensztein, E., De Gregorio, J. y Lee, JW (1998). ¿Cómo afecta la inversión extranjera directa al crecimiento económico? Revista de Economía Internacional, 45(1), 115-135.
  • Dunning, JH (2001). El paradigma ecléctico (OLI) de la producción internacional: Pasado, presente y futuro. Revista Internacional de Economía de los Negocios, 8(2), 173-190.
  • OCDE. (2008). Definición de referencia de la OCDE de inversión extranjera directa (4ª edición). París: Publicaciones de la OCDE.
  • UNCTAD. (2018). Informe sobre las inversiones en el mundo 2018: Inversiones y nuevas políticas industriales. Ginebra: Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.

Distribución Sectorial de la IED: Industrias y Servicios

La distribución sectorial de la Inversión Extranjera Directa (IED) varía según las industrias y los servicios, lo que refleja la naturaleza diversa de los patrones de inversión global. En los últimos años, el sector de los servicios ha atraído una parte importante de la IED, representando aproximadamente el 63 % de las entradas mundiales de IED en 2019 (UNCTAD, 2020). Dentro del sector de servicios, los servicios financieros, de seguros y empresariales han sido los principales receptores de IED, seguidos por las telecomunicaciones, el transporte y los servicios públicos. En contraste, el sector manufacturero ha experimentado una disminución en su participación en la IED, representando alrededor del 33 % de las entradas mundiales en 2019 (UNCTAD, 2020). Las industrias clave dentro de este sector incluyen la automotriz, la química, la farmacéutica y la electrónica. Las entradas de IED restantes se dirigen hacia el sector primario, que incluye agricultura, minería y recursos naturales, lo que representa aproximadamente el 4% de la IED mundial en 2019 (UNCTAD, 2020). Es importante tener en cuenta que estas cifras pueden variar entre países y regiones, influenciadas por factores como el desarrollo económico, el tamaño del mercado y las políticas gubernamentales.

Referencias

  • UNCTAD. (2020). World Investment Report 2020. Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.

IED y Transferencia de Tecnología

La Inversión Extranjera Directa (IED) juega un papel crucial en la facilitación de la transferencia de tecnología entre países, particularmente de economías desarrolladas a economías en desarrollo. Este proceso ocurre a través de varios canales, incluido el establecimiento de corporaciones multinacionales (MNC) en los países anfitriones, empresas conjuntas y alianzas estratégicas. Las empresas multinacionales suelen poseer tecnologías, prácticas de gestión y conocimientos técnicos avanzados, que pueden transferirse a sus filiales o socios locales en el país anfitrión (Dunning, 1993). Esta transferencia de tecnología puede conducir a una mayor productividad, innovación y competitividad en la economía receptora, contribuyendo en última instancia al crecimiento económico y al desarrollo (Borensztein et al., 1998).

Además, la IED puede estimular la transmisión de tecnología a las empresas nacionales en el país receptor a través de los efectos de demostración, la competencia y la movilidad laboral. Los efectos de demostración ocurren cuando las empresas locales observan e imitan las tecnologías y prácticas de las empresas extranjeras, mientras que la competencia obliga a las empresas nacionales a mejorar su eficiencia y adoptar nuevas tecnologías para seguir siendo competitivas (Blomstrm & Kokko, 1998). Además, la movilidad laboral entre empresas extranjeras y locales puede facilitar la difusión de conocimientos y habilidades, mejorando aún más la transferencia de tecnología (Fosfuri et al., 2001).

Referencias

  • Borensztein, E., De Gregorio, J. y Lee, JW (1998). ¿Cómo afecta la inversión extranjera directa al crecimiento económico? Revista de Economía Internacional, 45(1), 115-135.
  • Blomström, M. y Kokko, A. (1998). Corporaciones multinacionales y derrames. Revista de Estudios Económicos, 12(3), 247-277.
  • Dunning, JH (1993). Las empresas multinacionales y la economía global. Wokingham: Addison-Wesley.
  • Fosfuri, A., Motta, M. y Rnde, T. (2001). Inversión extranjera directa y efectos indirectos a través de la movilidad de los trabajadores. Revista de Economía Internacional, 53(1), 205-222.

IED y Sostenibilidad Ambiental

La relación entre la Inversión Extranjera Directa (IED) y la sostenibilidad ambiental es compleja y multifacética. Por un lado, la IED puede contribuir al crecimiento económico y al desarrollo, lo que puede conducir a una mejor gestión ambiental y mayores recursos para la protección ambiental. Por ejemplo, la IED en tecnologías limpias y energías renovables puede promover el desarrollo sostenible y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (UNCTAD, 2010). Además, las corporaciones multinacionales (MNC) que participan en la IED a menudo poseen tecnologías y prácticas de gestión avanzadas, que pueden transferirse a los países anfitriones, mejorando potencialmente su desempeño ambiental (OCDE, 2002).

Por otro lado, la IED también puede tener impactos ambientales negativos, particularmente en economías en desarrollo y emergentes donde las regulaciones ambientales pueden ser débiles o no se aplican adecuadamente. En tales casos, la IED puede provocar una mayor contaminación, el agotamiento de los recursos naturales y otros problemas ambientales (Grg & Strobl, 2001). Además, la “hipótesis del paraíso de la contaminación” sugiere que las empresas multinacionales pueden trasladar sus actividades contaminantes a países con regulaciones ambientales laxas, lo que exacerba la degradación ambiental en estos lugares (Dean, Lovely y Wang, 2009). Por lo tanto, la relación entre la IED y la sostenibilidad ambiental depende de varios factores, incluida la naturaleza de la inversión, el entorno regulatorio y la capacidad de los países receptores para gestionar y mitigar los riesgos ambientales potenciales.

Referencias

  • Dean, JM, Lovely, ME y Wang, H. (2009). ¿Se sienten atraídos los inversionistas extranjeros por las regulaciones ambientales débiles? Evaluación de la evidencia de China. Revista de Economía del Desarrollo, 90(1), 1-13.
  • Grg, H. y Strobl, E. (2001). Empresas multinacionales y efectos indirectos en la productividad: un metanálisis. Diario económico, 111(475), F723-F739.
  • OCDE. (2002). Inversión Extranjera Directa y Medio Ambiente: Lecciones del Sector Minero. París: Publicaciones de la OCDE.
  • UNCTAD. (2010). Informe sobre las inversiones en el mundo 2010: Invertir en una economía baja en carbono. Nueva York y Ginebra: Naciones Unidas.

Tendencias futuras e implicaciones de la IED

Se espera que las futuras tendencias e implicaciones de la Inversión Extranjera Directa (IED) estén determinadas por varios factores, incluida la transformación digital en curso, el auge de las economías emergentes y la creciente importancia de la sostenibilidad ambiental. Es probable que la revolución digital provoque un aumento de la IED en sectores intensivos en tecnología, ya que las empresas multinacionales (CMN) buscan capitalizar nuevas oportunidades y obtener acceso a innovaciones de vanguardia (UNCTAD, 2018). Además, se espera que la creciente influencia económica de las economías emergentes, como China e India, genere un cambio en los patrones de IED, y estos países se convertirán en los principales receptores y fuentes de IED (Banco Mundial, 2020). Además, es probable que el énfasis global en la sostenibilidad ambiental influya en las decisiones de IED, ya que las multinacionales priorizan cada vez más las inversiones en tecnologías ecológicas y prácticas respetuosas con el medio ambiente (OCDE, 2019). Estas tendencias sugieren que la IED seguirá desempeñando un papel crucial en la configuración de la economía global, con implicaciones potenciales para el crecimiento económico, la transferencia de tecnología y la sostenibilidad ambiental.

Referencias

  • UNCTAD. (2018). Informe sobre las inversiones en el mundo 2018: Inversiones y nuevas políticas industriales. Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarollo.
  • Banco Mundial. (2020). Perspectivas económicas mundiales, junio de 2020. Grupo del Banco Mundial.
  • OCDE. (2019). Indicadores de calidad de la IED: Medición de los impactos de la inversión en el desarrollo sostenible. Organización para la cooperación económica y el desarrollo.